Llevar a cabo estos objetivos supuso para los patronos una inversión económica considerable y todos juntos, a través de sus aportaciones, consiguieron dotar a la Fundació Illes Balears de un patrimonio que permitió ir adquiriendo propiedades que reunían las condiciones anunciadas, rehabilitarlas e iniciar experimentaciones e investigaciones en materia agrícola y forestal.
La primera adquisición fue Son Pax en el año 1989, antigua “possessió mallorquina», para establecer la sede de la Fundación y desde allí iniciar la andadura de este proyecto. Actualmente, Son Pax guarda todo el carácter de típico casal mallorquín y está en perfecto estado de conservación.
La Fundació Illes Balears quería tener presencia en cada una de las islas del archipiélago, por este motivo se interesó en varios proyectos en Menorca, decantándose por la adquisición de Torralba d’en Salord en el año 1990. Torralba es un poblado talayótico y medieval, que incluye entre sus monumentos la más perfecta de las Taulas que actualmente existen en Menorca. Hoy en día se considera a la Fundación precursora y pionera en la conservación de este tipo de monumentos, ya que 25 años más tarde se ha solicitado, por parte del Consell Insular de Menorca, la declaración de la Cultura Talayótica de Menorca como Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Como ya se ha comentado, la Fundación pretendía incluir muestra de todo el patrimonio de las Islas, no solo el arquitectónico, sino también el paisajístico. Por este motivo, también en el año 1990, se compró la finca de S’Illot, enclavada dentro del Parque Natural de s’Albufera de Muro. De este modo se ha contribuido a la preservación de especies de aves protegidas que nidifican en los terrenos de su propiedad.
También en la isla de Ibiza se barajaron una serie de proyectos y, en el año 1991, la Fundació Illes Balears adquirió el Casal de Can Ros des Puig de Missa. La compra se hizo ya con la intención de convertirlo en Museo, contando con el apoyo y colaboración del Consell Insular de Ibiza.
Era tal el apoyo económico con que contaba la Fundación que siguió con la adquisición de nuevas propiedades para su posterior rehabilitación. En el año 1992 se adquirió el Fortí de Cala Llonga (municipio de Santanyí), por el impulso de los hoteleros y asociaciones vecinales de la zona, que buscaban tener un monumento emblemático y representativo para ofrecer como alternativa al sol y playa.
Con la compra del Molí Vell de la Mola (Formentera) en el año 1993 se completó la presencia de la Fundación en cada una de las islas. Este molino harinero es el único que se conserva en perfecto estado de toda la isla de Formentera y constituye un magnífico ejemplo de la etnología de las Pitiusas.
La última adquisición por parte de la Fundació Illes Balears, fue el Castell de Sant Elm (municipio de Andratx) en el año 1995. Además de ser un hermoso mirador hacia la isla de la Dragonera, tiene un gran valor histórico por ser el primer hospital de Mallorca ubicado fuera de Palma ciudad, además de formar parte de la red de torres de defensa desde donde se vigilaban las costas mallorquinas de los ataques de los piratas.
Después de la adquisición de cada una de las propiedades, se procedió a su restauración, siempre bajo supervisión de profesionales e instituciones para asegurar la integridad de los monumentos, ya que todos ellos están catalogados como tales y tienen un alto grado de protección.
La rehabilitación de los inmuebles superó, en la mayoría de los casos, el importe de compra de las propiedades y mermó significativamente la capacidad económica de la Fundación.
Actualmente la Fundació Illes Balears está volcada en el mantenimiento de su patrimonio para poder ofrecerlo en perfecto estado al público en general para su disfrute y como alternativa cultural de nuestras Islas, aunque no se descartan nuevas adquisiciones para la ampliación de esta gran obra.